viernes, 20 de marzo de 2009

Lecciones para la vida

martes, 17 de marzo de 2009

He aprendido...

He aprendido....que nadie es perfecto hasta que no te enamoras.
He aprendido que....la vida es dura pero yo lo soy más!!
He aprendido que....las oportunidades no se pierden nunca las que tu dejas marchar...las aprovecha otro.
He aprendido que....cuando siembras rencor y amargura la felicidad se va a otra
parte.
He aprendido...que necesitaría usar siempre palabras buenas... porque mañana quizás se
tienen que tragar.
He aprendido...que una sonrisa es un modo económico para mejorar tu aspecto.
He aprendido...que no puedo elegir como me siento...pero siempre puedo hacer algo.
He aprendido que...cuando tu hijo recién nacido tiene tu dedo en su puñito... te tiene enganchado para toda la vida.
He aprendido que...todos quieren vivir en la cima de la montaña...pero toda la felicidad
pasa mientras la escalas.
He aprendido que...se necesita gozar del viaje y no pensar sólo en la meta.
He aprendido que...es mejor dar consejos sólo en dos circunstancias... cuando son pedidos y
cuando de ello depende la vida.
He aprendido que...cuanto menos tiempo derrocho... más cosas hago.

He aprendido que sigo aprendiendo y que la vida siempre será eso: un eterno aprendizaje...

jueves, 12 de marzo de 2009

Para Reflexionar Triunfador vs Perdedor...


Un triunfador es PARTE DE LA SOLUCIÓN.
Un perdedor es PARTE DEL PROBLEMA.

Un triunfador dice: “Debe haber una forma mejor de hacerlo. . .”
Un perdedor dice: “Esta es la forma en que siempre lo hemos hecho. No hay otra…”

Cuando un triunfador comete un error, dice: “Me Equivoqué“, y aprende la lección.
Cuando un perdedor comete un error, dice: "No fue culpa mía” y responsabiliza a los otros.

Un triunfador sabe que la adversidad es el mejor de los maestros.
Un perdedor se siente víctima durante las adversidades.

Un triunfador sabe que el resultado de las cosas depende de sí mismo.
Un perdedor cree que existe la mala suerte.

Un triunfador enfrenta los desafíos uno a uno.
Un perdedor rodea los desafíos y no se atreve a intentar.

Un triunfador se compromete, da su palabra y la cumple.
Un perdedor hace promesas, no se pone “manos a la obra” y cuando falla sólo se sabe justificar.

Un triunfador dice: "Soy bueno, pero puedo mejorar".
Un perdedor dice: “No soy tan malo como otros".

Un triunfador sabe escuchar, comprende y responde.
Un perdedor interrumpe y no espera que llegue su momento de hablar.

Un triunfador respeta a aquellos que saben más y se preocupa en aprender algo de ellos.
Un perdedor se resiste a todos los que saben más y sólo se fija en sus defectos.

Un triunfador consigue "ver el bosque en su totalidad".
Un perdedor se fija sólo “en el árbol que le toca plantar".

Un triunfador se siente responsable por algo más que por su propio trabajo.
Un perdedor no se compromete y siempre dice: “Hago mi trabajo y ya es bastante”.

Un triunfador trabaja mucho y dedica más tiempo para sí mismo.
Un perdedor está siempre “muy ocupado” o “muy cansado” y no tiene tiempo para los suyos.


No importa que tan fuertes sean tus creencias. Si no usas tu sabiduría para crear cambios positivos sigues siendo parte del problema, no de la solución ....

jueves, 5 de marzo de 2009

El Éxito...

El Éxito no tiene que ver con lo que mucha gente se imagina.
No se debe a los títulos nobles y académicos que tienes, ni a la sangre heredada o la escuela donde estudiaste.

No se debe a las dimensiones de tu casa o de cuantos carros quepan en tu cochera. No se trata si eres jefe o subordinado; o si eres miembro prominente de clubes sociales.

No tiene que ver con el poder que ejerces o si eres un buen administrador o hablas bonito, si las luces te siguen cuando lo haces.

No se debe a la ropa, o si después de tu nombre pones las siglas deslumbrantes que definen tu status social.

No se trata de si eres emprendedor, hablas varios idiomas, si eres atractivo, joven o viejo.
El Éxito…….. Se debe a cuanta gente te sonríe, a cuantas gentes amas y cuantos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu espíritu.
Se trata de si te recuerdan cuando te vas.

Se refiere a cuanta gente ayudas,a cuanta evitas lastimar y si guardas o no rencor en tu corazón.
Se trata de que en tus triunfos estén incluidos tus sueños.

De si tus logros no hieren a tus semejantes.

Es acerca de tu inclusión con otros, no de tu control sobre los demás.

Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón, si fuiste egoísta o generoso, si fuiste arrogante o humilde, soberbio o considerado, si fuiste exigente o tolerante.
Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu capacidad de escuchar y tu valor sobre la conducta.

No es acerca de cuantos te siguen si no de cuantos realmente te aman. No es acerca de transmitir, si no cuantos te creen si eres feliz o finges estarlo.

Se trata del equilibrio de la justicia que conduce al bien tener y al bien estar. Se trata de tu conciencia tranquila, tu dignidad invicta y tu deseo de ser más, no de tener más...

ESTO ES EL ÉXITO!

martes, 3 de marzo de 2009

La verdadera crisis...

El viernes 21 del mes pasado, la sección Vida ! trajo un artículo del servicio de noticias del New York Times, quizá pasado por alto por algunos lectores, pero merecedor de una discusión seria en las aulas y fuera de ellas: "Son motivo de pena celulares sencillos; comparan equipos con símbolos de estatus tradicionales".

El texto cuenta la experiencia de Chris Glionna, supervisor de restaurantes de una conocida compañía, con su viejo celular. Como el teléfono le daba el servicio necesario, no le preocupaba que estuviera fuera de moda. Pero... (siempre hay un pero) sus colegas lo molestaban y se burlaban cuando extraía su "pisapapeles" del maletín. Llegó a sentirse tan avergonzado que hace un par de meses lo cambió por un BlackBerry.

En la pasada Feria del Libro escuché una tesis muy interesante del Dr. Alejandro Morton: la crisis de Estados Unidos se debe, entre otras cosas, a la inseguridad que los norteamericanos tienen en ellos mismos; su continua necesidad de comprar jamás será satisfecha porque esperan que la satisfacción personal venga de lo comprado, y jamás será así.

El domingo pasado, la carta de un lector, Julián Villarreal, coincide con Morton: "... a nivel social no nos hemos dado cuenta de que ese impulso descontrolado por comprar es, en el fondo, la causa profunda de la crisis económica que ha cundido ya por todo el mundo, alimentada por un sistema financiero insaciable que facilitó recursos para que compraran quienes no tenían con qué".

Pocas cosas hay más tensionantes que tratar de mantenerse a la moda en ropa, calzado, accesorios, tecnología, viajes, comidas, restaurantes, casas, muebles, cirugías, autos y todo lo añadible. Quien tiene dinero en exceso puede comprar, usar y desechar, pero quienes vivimos sujetos a un presupuesto debemos cuidar qué compramos y entender por qué y para qué lo compramos. Y esa regla se ha olvidado.

En efecto, la presión social existe, pero debemos preguntarnos cuánto nos presiona y cuánto nos dejamos presionar. Porque es muy cómodo justificar nuestros excesos o actos absurdos transfiriendo la responsabilidad a una entidad abstracta (la sociedad), en vez de asumirla nosotros en concreto.

¿Cuál es el problema de que se rían de nuestro celular viejo? La risa es buena y si no les gusta el celular pueden bromear a costa de él y criticar el aparato, a su dueño o a ambos. El problema es de ellos, no del dueño del celular, a menos que éste lo acepte.

Cuando se estudia un guión cinematográfico se aprende a crear personajes creíbles. Debemos pensarlos y darles una personalidad con un carácter, una caracterización y una característica que los distinga de los demás.

La característica la usamos todos cuando describimos a alguien ante quienes no lo conocen: "Es un señor medio gordito, de sonrisa muy agradable" o "Es una mujer bajita, de ojos azules y muy mandona".

Malo el cuento cuando esa característica se transfiere a una de sus posesiones: "Es el chavo del convertible rojo" o "La señora que usa puras bolsas de marca y tiene una casa enorme" o "Es el director que siempre anda a la moda". Es decir, su personalidad no emana de lo imprescindible, sino de lo prescindible. Lo primero no se compra en ningún lado; lo segundo en cualquiera, si se tiene los medios para hacerlo.

Un amigo muy cercano (no mexicano), es multimillonario, pero nosotros lo averiguamos por accidente tras años de conocerlo. Es sencillo, generoso, adaptable a todo y disfruta lo disfrutable. Jamás presume y nunca hace alarde de nada porque tiene muy claro qué cosas son importantes en su vida.

Las trampas de la presión social siempre han estado ahí. Caen en ellas quienes no se conocen a sí mismos y tienen una escala de valores centrada en lo social. Las eluden quienes sí se conocen y valoran lo esencial, no lo accesorio.

El vacío personal no lo llena ni los closets giratorios, ni los carros de lujo, ni las joyas exclusivas. La satisfacción de los consumidores insaciables no viene de poseer las cosas, sino de presumirlas ante los demás.

¿Tiene usted un celular del que sus "amigos" se ríen cuando lo usa? Ríase con ellos y úselo hasta que guste. ¿Le duelen las burlas? Entonces cambie de amigos, no de celular. Es lo justo.