viernes, 9 de septiembre de 2011

Adictos al control

Hoy regresamos con un artículo interesantísimo que recién leímos en la sección de salud de la revista Todo en Domingo que publica el diario El Nacional en Venezuela. En este artículo, la autora Magaly Rodríguez, nos ofrece la opinión de reconocidos especialistas sobre las personas adictas al control. Queremos compartirlo con ustedes. Todo el mundo conoce a alguien que siempre quiere las cosas hechas a su manera. "Cuando hay necesidad de permanente control, por lo general esa tendencia se asocia con inseguridad y problemas de autoestima: uno trata de compensar su falta de seguridad interior con un intento constante de controlar lo externo" dice el psicoterapeuta Jan Moller, profesor del IESA de cursos de manejo de estrés, liderazgo y visión de sí mismo.

"Por lo general, a los individuos controladores siempre les gusta tener la razón y sentir que tienen el poder sobre una situación o sobre las personas que lo rodean. 

No es raro que sean hijos de padres muy rígidos o que hayan vivido situaciones en las que se hayan sentido muy vulnerables. Son muy perfeccionistas y tratan de dirigir la forma en que los demás actúan, piensan y sienten", dice el experto. "Son poco flexibles porque les cuesta admitir sus errores. En ese intento continuo por no perder el control, a veces culpan a otros o asumen una posición de víctimas para protegerse" Carlos Pittaluga, neuropsicólogo y profesor de inteligencia emocional en el IESA, agrega otros elementos. 

"Un controlador trata de conseguir su tranquilidad personal conquistando el ambiente donde se mueve. 
 Como es muy sensible a la crítica y teme fracasar, asume un liderazgo autocrático, sea con su familia o con sus compañeros. Más que hacerle seguimiento a las cosas, tiende a hacer un `perseguimiento´ que coarta su libertad y la de los otros". Los especialistas señalan que los problemas derivados del afán de control dependen directamente de la intensidad. "Controlar algo en una escala moderada puede ser un simple rasgo de carácter que no trae mayores consecuencias. Ser controlador no necesariamente implica un desequilibrio si eso no entorpece su vida o causa desajustes en sus relaciones laborales y sociales. Pero si se trata de una característica exacerbada que perturba sus capacidades de adaptación o sus relaciones humanas, o que incluso afecta su salud, requiere de ayuda especializada", ilustra Pittaluga..... continúa en el próximo post.

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